Los fundadores de un Instituto de Vida Consagrada que tienen personas que quieren, colaboran en la construcción del Reino y la edificación de la Iglesia, han recibido llamadas por Dios y participan en un modo singular en la realización de su proyecto de amor por la humanidad por medio de un carisma especial.
Este carisma es inspirado por el Espíritu como regalo para la Iglesia, y a través de los Fundadores Dios tiene que llegar a los hombres esta nueva visión del Evangelio para un momento muy particular de la historia.
Nuestros Fundadores son el Padre Pablo Cárdenas Cantú, sacerdote franciscano, y la Madre Isabel de la Cruz Crespo Ruiz.
P. Pablo Cárdenas Cantú
Nací el 19 de marzo de 1941 en Escobedo, Nuevo León. Mi nombre de pila es José Cárdenas Cantú; al ingresar en la Orden Franciscana se requiere cambiar el nombre y me pusieron «Fray Pablo».
En mi niñez fuí muy fervoroso, me gustó mucho, ir al templo, conocer acerca de Dios. Cuando me preguntaban qué iba a ser cuando fuera el alcalde les decía que «padrecito».
Mis padres eran católicos pero poco practicantes, ya que en el pueblo no había sacerdote; sin embargo, se preocuparon de que todos sus hijos recibieran el catecismo básico y los Sacramentos.
Durante el tiempo de la escuela primaria conservé la fe. Después de la primaria me fui a vivir a Matamoros, Tamaulipas, con mi hermana mayor que estaba casada y deseaba que yo estudiara. En Matamoros trabajaba por las mañanas y en las tarimas estudiaba en la secundaria oficial. Ahí, por el ambiente y la influencia de algunos maestros, perdí la fe. Ya no oraba ni practicaba nada; fueron tres años de oscuridad y me siento muy mal …
M. Isabel de la Cruz Crespo Ruiz
Nací en un hogar muy católico, en un Rancho donde en la época de la conquista se fundó una misión de franciscana, y en el tiempo de mis abuelos, durante la persecución religiosa, algunos sacerdotes se protegieron en ese lugar. Durante mi infancia el párroco atendía dos parroquias, y pasaba unos meses en el Rancho que, sin ser la cabecera municipal, era el centro religioso de la región, y otros meses en la otra parroquia. Cuando él estaba teníamos Misa y Rosario a diario. También en este lugar se fundó el grupo de Adoración Nocturna, fue uno de los primeros en todo el estado de Tamaulipas (1943). Tal vez por todo este antecedente, cuando viví ahí, en mi primera infancia, había un ambiente muy religioso.
Desde niña conocí un Dios como mi Padre, mi Amigo, mi Novio, y quise ser religiosa. Cuando me preguntaban qué era un ser de grande, decía que «monjita». Tuve una gran relación con Jesús Eucaristía. Me gusta pasarme horas cerca del Sagrario. Mi familia rezaba el Rosario y frecuentaba la Eucaristía cada día. Todo eso formó en mí un gran amor a la Eucaristía y a María.