Dos motivos y siete condiciones necesarias para leer la Biblia

Motivos y condiciones para leer la Biblia

Las Discípulas de Jesús queremos ofrecerte desde nuestro Blog una serie de enseñanzas que puedan ayudarte a conocer y amar más este gran tesoro que es la Sagrada Escritura. La idea es que poco a poco puedas ir acercándote mejor y con más provecho a la Palabra de Dios, y así aprendas a leer la Biblia.

¿Qué es la Biblia?

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La Biblia es la Palabra de Dios que existía desde siempre, que estaba con Dios, y era Dios. Como lo dice bellamente San Juan en el prólogo de su Evangelio: “En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios…” (Jn 1,1). La Biblia es el mismo Dios que se revela y se entrega al hombre. Por eso la Biblia, más que hablarte de Dios, es Dios hablándote.

Pero la Biblia es también la palabra del hombre hablando con Dios, con los demás hombres y consigo mismo. No hay libro más humano que la Escritura. En ella se manifiesta lo profundo del corazón del hombre, con sus gozos y esperanzas, sus luchas y temores.

En la Biblia se expresa el hombre con toda su generosidad, su limitación, su grandeza y su miseria. Por eso ella es el mejor espejo donde te puedes conocer a ti mismo. En la Biblia se nos manifiesta Dios, al mismo tiempo que el hombre. En ella te puedes dar cuenta de lo que eres para Dios, y te puedes ver como Dios te ve.

La Biblia es el libro más divino y más humano a la vez. Solo podrás ir comprendiéndola en la medida en la que te relaciones con ella. Así, la amarás más a medida que la comprendas mejor. Y sobre todo la conocerás mejor a medida que más la ames.

Dos motivos para leer la Biblia

primer-motivo-permanecer-en-cristoPrimer motivo: Para permanecer en Cristo

Jesús mismo nos exhortó en su discurso de despedida, durante la Última Cena: “Permanezcan en mí…” Particularmente en el capítulo 15 del Evangelio según San Juan esta es la idea que prevalece. Pero ¿qué significa permanecer en Jesús y en su Palabra? Significa estar unido a Él, desarrollar una relación íntima y personal con Él. Significa permitir que su Palabra llene tu mente, dirija tu voluntad y transforme tu corazón.

Para permanecer en Cristo y que su Palabra permanezcan en ti es imprescindible, entonces, que conozcas su Palabra. Y la Palabra de Dios no “está contenida” en la Biblia, la Palabra de Dios ES la Biblia.

Segundo motivo: Para que la Palabra te purifique

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Cuentan que un novicio le dijo una vez a San Arsenio: “Padre, es que yo leo la Biblia y no me queda casi nada”. El santo entonces mandó al joven a sacar agua de un profundo pozo con un canasto empolvado y sucio. Después de una hora le preguntó: “¿Has logrado sacar agua?” “Nada, nada… -respondió el discípulo-. Todo se sale por las rendijas del canasto.” “¿Y el canasto cómo ha quedado?” -preguntó el maestro. “Ah, el canasto sí ha quedado totalmente limpio, sin polvo y sin basura.” “Mira, le dijo San Arsenio: Eso es lo que hace en tu vida la lectura de las Sagradas Escrituras. Aunque no se te quede casi nada en tu memoria, la Palabra Divina te va manteniendo el alma pura y limpia y va alejando de ti la mancha del pecado y la basura de los vicios…”


⇒ Si no sabes por dónde empezar a leer la Biblia, en este artículo te damos algunas sugerencias…


Siete condiciones necesarias para leer la Biblia

Primera condición: Ora

Nadie comprenderá bien la Biblia si no reza al Señor pidiéndole que le ilumine, que le haga entender bien esos consejos divinos. Por eso siempre es importante que inicies tu tiempo de lectura o estudio bíblico invocando la asistencia del Espíritu Santo. ¡Quién mejor que Él, que inspiró la Sagrada Escritura, podrá guiarte en la apasionante experiencia de leerla, meditarla y guardarla en tu corazón!

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Segunda condición: Lee despacio

En la lectura, como en la comida, lo que aprovecha no es la cantidad sino lo bien que se digiera. Lo que te aprovechará no es que leas muchas páginas a la vez, sino que pienses y medites en lo que lees, que lo relaciones con tu vida, que hables con Dios acerca de lo que estás leyendo.

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Tercera condición: Lee con humildad

O sea, no leas para parecer sabio o para poder decir que has leído toda la Biblia. No leas para que otros crean que te sabes tal o cual libro de la Escritura de memoria. Lee para amar más a Dios y al prójimo. Lee para hacer lo que a Dios le agrada y para abstenerte de todo lo que le pueda disgustar al Señor.

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Cuarta condición: No busques ciencia profana sino un mensaje espiritual

La Biblia no es un libro de historia ordinaria. No es un libro de ciencias que te va a enseñar cómo se formó el mundo, o cómo es el hombre, o cómo fue la historia de un acontecimiento, o la geografía de un lugar. Es un libro espiritual que te enseña qué le gusta y qué le disgusta a Dios. En ella aprenderás qué debes hacer para agradarlo siempre, para ser feliz, para vivir en santidad.

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Quinta condición: No dejes pasar un día sin leer un párrafo de la biblia

Porque el enemigo del alma es muy astuto y cada día te pondrá alguna excusa para que no leas la Palabra de Dios. Hoy será: “estoy cansado”, mañana “no tengo tiempo”, al otro día “estoy sin ganas de leer”, al siguiente “no entiendo”… Y así pasarán los días y al final del año no habrás leído nada. Y te habrás quedado sin aumentar tu amor a Dios, sin romper con tus pecados y sin progresar en tu vida espiritual. Por eso, pase lo que pase, no debes dejar pasar un solo día sin leer la Biblia.

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Sexta condición: Lee las explicaciones o pídelas

Hay páginas de la Biblia que no se entienden fácilmente. Entonces debes leer las notas explicativas que trae, o pedirle a alguien que te explique ese pasaje. Esto te será de mucho provecho.

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Séptima condición: Léela en el orden más fácil para entenderla

La Biblia no es para leerla toda de corrido, como un libro cualquiera. Si quieres entenderla bien y sacarle el máximo provecho para tu vida es conveniente que la leas según un orden específico. Podrás encontrar algunas recomendaciones sobre el orden en que conviene leer la Biblia en la próxima publicación.

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¡No dejes de escuchar estas enseñanzas sobre la Lectio Divina!

Seguramente descubrirás en ellas una gran riqueza, y aumentarán tus deseos por la Palabra de Dios…

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Hasta aquí el post de hoy. Esperamos que haya despertado en tu corazón el deseo de profundizar en el conocimiento de la Palabra de Dios y el compromiso de leerla cada día.

Dios te bendiga.


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