Música para Dios

Música para Dios

Para Ti es mi música, Señor, voy a explicar el camino perfecto… (Sal 101,1-2)

A Dios le gusta la música. ¡Cómo no va a ser así si Él mismo la inventó…! La Biblia está plagada de ejemplos, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Por eso, músico católico, es muy importante que te formes para dar a Dios la excelencia que Él se merece.

Por un lado, la música es una gran ayuda en tu propia relación con el Señor. ¿Acaso no has experimentado más de una vez la belleza, el amor, el perdón o la ternura de Dios a través de un canto o una melodía? ¿Cuántas veces no habrás sentido cómo Él te habla, te da sus mensajes, te sana o te libera por medio de la música?

Por otra parte, la música es un elemento indispensable en la evangelización. A través de ella tú, como músico católico, puedes hacer que Dios toque corazones, puedes llevar alegría, paz, esperanza… Puedes hacer un mundo más humano, y por lo tanto, más capaz de recibir a Dios en el corazón.

Por todo esto la música es súper importante en la Iglesia. Dios está levantando por todas partes a un ejército de músicos evangelizadores y adoradores dispuesto a proclamar y anunciar las maravillas de Dios. Entre todos ellos estás tú, y creemos que también nosotras. Como Discípulas de Jesús, estamos llamadas a adorar a Dios con nuestra música y a evangelizar a través de ella, y por eso deseamos aportar nuestro granito de arena en la formación de estas nuevas generaciones de músicos que desean hacer música para Dios.

¡Bienvenido seas a la aventura de profundizar en el precioso ministerio de la música! Nos complace enormemente que haya muchos músicos dispuestos a trabajar y a hacer fructificar los dones que el Señor les ha dado. Porque es cierto que el llamado que Dios te ha hecho incluye la necesidad y la urgencia de formarte para que esa pequeña pero poderosa semilla que Él ha sembrado en tu corazón pueda crecer y fructificar.

Esto es lo que deseamos compartir contigo: algunas pistas que te ayuden a un desarrollo fructífero, comprometido y humilde de este arte tan valioso a través del cual el Espíritu se mueve para hacer su obra en la Iglesia.

Deseamos que disfrutes estos temas y los compartas con otros hermanos que, como tú, estén deseosos de hacer música para Dios.

La música en la liturgia

¿Qué cantamos en Misa? El canto y la música en la liturgia

¿A tu Ministerio de Música les ha pasado que al preparar los cantos para la Misa se sienten confundidos porque no saben qué se debe cantar en cada momento de la celebración? En este artículo encontrarás una guía a la hora de preparar el servicio de la música en la liturgia.
Evangelizar con la música

¿Cómo evangelizar con la música? Algunas ideas prácticas

Tú, como músico católico, estás llamado a evangelizar con la música. El motivo es simple. Primero porque la música y el canto fueron creados por Dios, son un don suyo. Pero además porque todos tenemos la experiencia de que este regalo que Dios nos ha hecho de la música y el canto nos acercan a Él. Con toda seguridad recuerdas alguna melodía que te habla especialmente de Dios, un canto que el Señor usó para sanarte… Pues esto significa que evidentemente la música es un medio excelente para que el hombre se acerque a Dios.
Jesucristo es el motivo de tu canción

¿Cuál es el motivo de tu música y de tu canto?

Si eres músico y te dedicas a este servicio en la Iglesia te invitamos a reflexionar… ¿Qué es lo que te mueve a cantar o a tocar? ¿Cuál es la fuente de tu inspiración para componer? ¿Cuál es tu incentivo para ser fiel a los ensayos? ¿Para servir? Debes tener muy claro que Jesucristo debe ser para ti, músico de Dios, la fuente de toda tu inspiración y tu única motivación. Y por eso hoy te preguntamos: ¿es Jesucristo el motivo de tu canción?
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Las 4 claves para que el Ministerio de Música funcione bien

Indudablemente, uno de los medios más importantes para el encuentro de las personas con Dios es la música. Por eso es fundamental, si te dedicas a este servicio, que te formes para hacerlo con excelencia. De ti y de tu música puede depender que el corazón de tus hermanos se vuelva a Dios o se quede frio e indiferente.